🔵Según el análisis el sociólogo y periodista Daniel Schteingart, el empleo en Argentina permanece estancado, pero con una transformación interna que refleja un deterioro en la calidad laboral. Aumenta el cuentapropismo, mientras caen los puestos asalariados, sobre todo en el sector privado formal🔴
El trabajo en la Argentina se encuentra en una etapa de profundos cambios, y esto no necesariamente se encuentra relacionado con la tecnología, ni con la llegada de la Inteligencia Artificial, sino con el complejo escenario económico que se vive en el país desde hace muchos años, acentuado tras las llegada de Javier Milei al Poder.
El sociologo Daniel Schteingart, columnista en Radio Urbana, durante el programa De Acá en Más que conduce Maria O`Donnell, confeccionó un análisis sobre el mercado laboral en la Argentina y el crecimiento de los cuentapropistas y monotributistas, lo cual está relacionado con la pérdida de la calidad del empleo y la baja drástica de la contratación formal.

Un mercado laboral que no crece, pero se transforma
El empleo en la Argentina se encuentra virtualmente estancado desde fines de 2023, pero con una modificación estructural importante en su composición. Según señala Schteingart, en base a los últimos datos de la Cuenta de Generación del Ingreso publicada por el INDEC. Esta medición desagrega los puestos de trabajo en asalariados e independientes, y entre los asalariados distingue a los registrados (públicos y privados) y los informales.
El auge de los cuentapropistas
Lo más destacado del nuevo escenario laboral es el crecimiento sostenido del empleo no asalariado, principalmente cuentapropista. En lo que va del gobierno de Javier Milei, este segmento aumentó cerca de un 4%, lo que representa unos 250.000 trabajadores más. Schteingart aclara que no todos ellos son monotributistas: muchos desarrollan actividades informales, como vendedores ambulantes, albañiles o feriantes. El monotributo, en cambio, está más asociado a profesionales independientes, y no refleja el total de esta categoría.

Caída del empleo formal y empeoramiento de la calidad
Mientras crece el cuentapropismo, el empleo asalariado cae, tanto en su variante informal como formal. En este último caso, la mayor contracción se da en el sector privado, con una caída del 2,1%. El empleo público, en cambio, se redujo solo un 0,3%. Según Schteingart, esto implica un claro deterioro en la calidad del empleo, ya que disminuyen los puestos registrados y aumentan los vínculos laborales más precarios.
Un problema estructural más que tecnológico
El analista señala que más allá del impacto de la tecnología, el principal factor detrás del deterioro laboral es el prolongado estancamiento económico. La informalidad laboral había descendido fuertemente entre 2003 y 2011, pero desde entonces se estancó y volvió a subir. La falta de crecimiento sostenido en los últimos 14 años frenó la creación de empleo formal privado, que no logra recuperarse incluso en momentos de reactivación.

Industria y construcción, en retroceso
Por último, Schteingart advierte que los sectores más intensivos en generación de empleo —como la construcción y la industria— están en profunda crisis, lo que limita la recuperación del empleo de calidad.
Incluso en rubros como el petróleo y la minería, que suelen ser presentados como motores del crecimiento, el saldo es negativo en términos de puestos de trabajo. La caída en la minería no metalífera, clave para la construcción, no logra ser compensada por el litio o Vaca Muerta.
¡Totalmente! Esa es una gran observación. El análisis de Schteingart describe un fenómeno que **impacta de lleno en la capacidad de acción, representación y negociación del movimiento sindical**. Incluir ese ángulo le aporta valor periodístico, contextualiza el dato económico y refuerza la dimensión política del tema.

Un golpe silencioso al sindicalismo
El avance del cuentapropismo y la caída del empleo asalariado registrado afectan directamente al movimiento sindical argentino. Menos empleo formal implica menos afiliación y menor poder de negociación colectiva. Los trabajadores cuentapropistas —sobre todo los informales— suelen quedar fuera de la cobertura de convenios, paritarias, y acción gremial.
Así, el deterioro del mercado laboral no solo precariza a quienes trabajan, sino que también debilita estructuralmente al sindicalismo organizado, uno de los pilares históricos del modelo laboral argentino.
