*Por Laura Sasprizza, secretaria general de UTHGRA Avellaneda-Lomas de Zamora y de Prensa Nacional.
El sindicalismo sin trabajo, sin empresas y sin sistema económico no podría existir, es una realidad. Ahora bien, lo primero que tiene que definir el mundo es qué tipo de economía quiere. Yo quiero una que permita que los valores y las éticas traigan soluciones colectivas. Qué sentido tiene una economía como la de ahora; este capitalismo agotado, este sistema económico que creció a pasos agigantados financieramente y que genera tanta inequidad. ¿Qué sentido tiene? Evitando irme al extremo del marxismo nunca exitoso, impracticable, pero sí con la convicción de que podemos pensar un modelo distinto.
Este modelo, y a las pruebas me remito, ha fracasado. Solo tenemos que mirar los tristes números de nuestro planeta, donde en la actualidad con los 200 millones de refugiados que se estima habrá en 2050, que huyen del hambre, la guerra y las desigualdades que generan que el 80% de las reservas del planeta las consuman solo el 20% poderoso. O que la mitad de la población pobre viva en países ricos, o que la mitad de la riqueza del mundo esté en manos del 2% de los habitantes; o que uno de cada seis seres humanos vivan en situación precaria, insalubre, en lugares sobrepoblados, sin agua potable, sin energía eléctrica ni recursos sanitarios. Los recursos de la tierra cada vez son menores, lo que profundiza el egoísmo, el individualismo y el sálvese quien pueda.
“Lo primero que tiene que definir el mundo es qué tipo de economía quiere. Yo quiero una con soluciones colectivas”
Deberíamos plantearnos qué tipo de economía es necesaria para que haya puestos de trabajo más justos, más equitativos, adaptados a las nuevas necesidades y sustentables. Si nosotros no empezamos a mirar lo que está pasando con nuestra Tierra, con el clima, con los recursos, la forma en la que se está rifando nuestro futuro, es difícil pensar en seguir igual y esto va a influir en el tipo de puestos de trabajo que se generen y en los que se pierdan.
Deberíamos como dirigentes sindicales empezar a formar parte de los movimientos que impulsan esos cambios. Desde lo climático, en modelos económicos con formas de trabajo sustentables; apoyar iniciativas con este estilo de orientación laboral y dónde sea protegido el trabajador.
“El 80% de las reservas del planeta las consuman solo el 20% poderoso”
Cada país debe analizar y definir esta cuestión trascendental. Y desde allí, construir su estructura jurídica desde lo normativo a través de las Constituciones.
Hay países en el mundo que ya han tomado esta decisión. Que su economía esté estrictamente vinculada al buen vivir, al respeto a la Tierra, a las tradiciones. Es un tema extenso y apasionante al que le estoy dedicando tiempo para perfeccionarme y comprometerme cada día más. Si bien no formo parte de un grupo específico, me encantaría que las organizaciones gremiales tuvieran en su agenda estos temas.
“Deberíamos como dirigentes sindicales empezar a formar parte de los movimientos que impulsan esos cambios”
A partir de allí, plantados en el futuro que ya es hoy, vamos a poder decidir cómo vamos a continuar mirando hacia adelante, de qué manera continuaremos defendiendo los derechos en este nuevo contexto mundial, que seguramente traerá vientos de cambios, pero ello no tiene que conllevar pérdidas de conquistas sino por el contrario, en favor del hombre y la mujer que trabajan, pero ya desde una mirada y una economía más integradora, en la cual achiquemos la brecha de la inequidad.