Notas Noticias

El paro: una posibilidad (real y fundamentada) que hasta las actividades más perjudicadas la descartan

La realización de un paro general o no, marca la disidencia entre muchos sectores. Hay una realidad paralela que atraviesa a muchas actividades industriales, a las que no les conviene la huelga aun cuando la situación que los aqueja es realmente critica.

El paro es una herramienta democrática y constitucional que le brinda la Constitución argentina a los trabajadores a manifestarse en contra de una política, una idea o una metodología de gobierno. Cuando la situación económica del país se encuentra en crisis y con chances de alcanzar más profundidad (el ejemplo podría ser claramente la Argentina), algunos de los sectores más afectados se niegan a llevar adelante medidas de fuerza de este estilo. ¿Por qué? Por varias razones.

El paro general implica el cese completo de actividades trascendentales para el desarrollo cotidiano y económico de un país. Tal es el caso del transporte, puertos, los bancos, los docentes, municipales, personal de la salud –hospitales, médicos, enfermeros-, y así etcétera, etcétera.

La huelga es constitucional, forma parte de un derecho y es una herramienta legal y legitima. Ahora bien, muchos sectores que hoy se encuentran profundamente afectados, eligen descartar este elemento de la democracia. El presentismo y la productividad son sumas salariales que se le agregan al trabajador por cumplir con su labor por encima de la media. La empresa, al haber paro, tiene la potestad de no abonar ese plus. Un claro ejemplo de esto puede ser la industria metalúrgica o automotriz. La UOM ve decaer hace meses y meses su actividad a causa de los constantes aumentos de servicios como la luz, el gas y el agua y fundamentalmente, las importaciones hicieron que hoy las fabricas del sector estén prácticamente fundidas y cerradas. “La industria ya está parada desde el 2016, para ir al paro hay que usar la cabeza, no gritar lo que la gente quiere escuchar”, le dijo a Sonido Gremial un dirigente gremial de la UOM Rosario.

Alguno que otro puede pensar que el no ir al paro es funcional a los capitales, a las empresas, a las patronales. Definitivamente la marcha del 4 de abril marcó la verdadera realidad tanto del movimiento trabajador como del empresariado. Es que fueron todos quienes estuvieron marchando. La CGERA, las Pymes, gremios de la industria, de servicios, estatales, organizaciones sociales.

“La industria ya está parada desde el 2016, para ir al paro hay que usar la cabeza, no gritar lo que la gente quiere escuchar”, dijo un dirigente metalúrgico rosarino

Los que presionan por el paro lo hacen con absolutamente todos los argumentos habidos y por haber. Camioneros, bancarios, municipales, algunos servicios, el transporte. Daer dijo: “Esta movilización vale más que diez paros”. La frase del jefe de la CGT no es alocada ya que el Gobierno le hace caso omiso a una huelga general de 24 horas, porque –literalmente- no le importa. Pero cuando la caldera se llena de carbón trabajador y sale a la calle, esa es la campana que se escucha en Balcarce 50 y en Callao y Entre Ríos, la de la economía en llamas y millones de damnificados reclamando.

En conclusión, hay industrias a las que nos les conviene parar porque pierden en el mejor de los casos, pluses salariales. Hay trabajadores que ven una merma de $5.000 en una sueldo por no presentarse a trabajar o adherirse a las medidas de fuerza, y a aquel que está pagando una cuota del 0KM (ahora los menos que menos), o la de la vivienda (menos que menos al cuadrado), o los que simplemente raspan la olla para darle de comer a su familia, se les complica aún más. Además, es una excusa perfecta para la empresa deshacerse de ese empleado, lo que contribuye a la estadística perfecta de un Gobierno que toma el despido como un ahorro.

Paro o no paro. Esa es la cuestión…

Más en Sonido Gremial